
Con la llegada del Internet, el acceso a la información se vio simplificado en gran medida. Claro, como pasa con toda innovación, la gente aprendió rápidamente a manejar el Internet… pero ahora el problema era otro: ¿cómo encontrar la información?
Era la oportunidad perfecta para dos estudiantes de la Universidad de Standford, quienes decidieron crear el buscador más visitado a nivel mundial (60% del mercado): Google. La misión de esta gran empresa es muy clara: organizar la información del mundo para que ésta sea accesible y útil. Con este propósito, Google realiza un ranking de las páginas web, para determinar el orden en que éstas aparecen en la búsqueda. Para lograrlo utiliza dos criterios: 1° el número de vínculos que conducen a una página, de manera que cuantos más vínculos existan, significa que la información es más valiosa; y 2° las empresas que pagan grandes sumas de dinero pueden aparecer primeras en la búsqueda.
A pesar de este proceso de selección de la información, Google intenta ser neutral de acuerdo a sus puntos de vista, ya que en el buscador uno puede encontrar cualquier tipo de información que fue subida a la red. Pero como por definición un buscador no puede ser completamente imparcial, Google deja que sean los mismos usuarios quienes decidan qué datos les parecen más útiles (no afirma tener “la verdad absoluta”).
Pero sin duda el aspecto que más reconocimiento merece es que, dejando de lado su misión en el mercado, Google también se preocupa por mantener la ética entre sus empleados. Todos comparten la idea de que se puede alcanzar el éxito sin sacrificar los valores de la empresa, lo que se ve reflejado en el lema que bien conocen todos los trabajadores: “No ser malvado”.