Nosotros, los que tenemos el privilegio de ver, muchas veces no sabemos observar. Encontramos muy fácil pasar por alto cosas que consideramos sin importancia y recorremos nuestra vida sin prestarle real atención a los detalles que hacen que ésta valga la pena.
El coronel Frank, en la película "Perfume de Mujer" no es uno de los afortunados: a él se le ha negado la capacidad de visión. Pero si meditamos un momento, nos envolverá la duda... ¿quién es en verdad el desafortunado: él o nosotros?
En compensación a esta limitación, él ha desarrollado un agudo sentido del olfato; lo que le permitió en la mesa reconocer inmediatamente el aroma del jabón que Donna había usado al sentarse junto a ella. La química entre ambos personajes surge casi de inmediato y él se atreve a invitarla a bailar una pieza de tango: "Por una cabeza", de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera. Ella, al principio algo indecisa, terminó por aceptar.
Bastó con unas cuantas indicaciones de Charlie (el "lazarillo" del coronel) para que la pareja deslumbrara con su destreza a todos los invitados que llenaban el salón. Ambos se dejaron llevar por la música y pronto el salón se convirtió en un especio solo para los dos.
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