A pesar de lo que digan muchos y las constantes quejas sobre el tráfico, los accidentes y los robos diarios; puedo decir que sí me gusta mi ciudad. Supongo que mucho tiene que ver el hecho de que nací aquí y que gran parte de la gente que quiero se encuentra en Lima; pero tengo que reconocer que esa no es la única razón por la que no me mudaría. Es difícil de explicar, pero me gusta la calidez de la gente –a pesar de la frialdad de algunos–; el movimiento acelerado; ese clima del que tanto me quejo, sobre todo en invierno; las combis donde viajo todos los días aplastada como atún en una lata, y donde no importa si no llevo mis audífonos, porque el Grupo 5 o Daddy Yankee no me dejan sola ni un minuto... por más que quiera.
Pero a pesar de que me guste mi ciudad, no niego que me encantaría poder hacer algo para mejorarla. El primer aspecto que cambiaría sería el del racismo. Si hay algo que me molesta de la mayoría de los limeños es su enorme facilidad para “cholear” a cualquiera. No porque en sí la palabra “cholo” sea un insulto, sino por el tono que emplean y la connotación peyorativa que ha adquirido. También estoy de acuerdo con otros problemas que mencionaron mis compañeros en clase, como el crecimiento desordenado de la ciudad que ha traído como resultado su inevitable sobrepoblación. Pero creo que un aspecto que engloba a todos -o al menos a casi todos los demás- es el de la educación. No me refiero precisamente a la educación a nivel profesional, sino más a una formación en valores. Pienso que si los padres les inculcaran a sus hijos los valores adecuados desde pequeños, se solucionaría gran parte de los problemas que hay en Lima; por ejemplo, el racismo y el clasismo serían menores, ya que la gente entendería que no hay por qué hacer discriminaciones con los demás solo por su color de piel o su nivel socioeconómico. Otro problema que se aplacaría sería el de las faltas de respeto que se ven en las calles todos los días; desde insultos por el tráfico hasta el hecho de ensuciar las pistas con basura, saliva e incluso deposiciones humanas que, creo, no hace falta mencionar.
En cuanto al tema de las elecciones para la alcaldía de Lima, yo voté por Lourdes Flores. A pesar de lo que algunos de la clase piensan sobre ella -que tiene una imagen de "perdedora", etc.- considero que ha tenido una gran trayectoria política y sus propuestas me parecieron muy interesantes; como la de continuar con la obra de Castañeda en cuanto a los Hospitales de la Solidaridad y la de construir más escaleras para la gente de menos recursos que vive en los cerros. Además, en mi opinión, fue bastante clara y concisa en los debates; a diferencia de Susana Villarán, quien daba propuestas muy generales, sin ahondar en ninguna de ellas. La candidata de izquierda, a mi parecer, proyecta una imagen de mentirosa, incoherente y -usando la jerga popular- simplemente "atorrante". Entiendo que muchos de sus defensores argumenten que "el que haya mentido en temas familiares (como el colegio en el que estudió su papá) o su evidente antipatía hacia Lourdes no tienen nada que ver con su capacidad para dirigir la ciudad", pero para mí, el que una persona sea íntegra es importante para cualquier cargo; o incluso si no se tuviera ninguno.
Para los que piensan como yo -o los que no, pero que son curiosos-, aquí les dejo un video sobre algunas de las contradicciones de la que, aparentemente, será nuestra futura alcaldeza. Espero no herir susceptibilidades.
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